jueves, 28 de abril de 2011

DAPHNE: la bucólica tragedia de R. Strauss

Apolo y Dafne - Jakob Auer (1645-1706)
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¡Desgraciada Dafne!
¿Por qué te amó un dios?

Para su decimotercera ópera, DAPHNE, subtitulada “una tragedia bucólica en un acto”, Richard Strauss utilizó un libreto de Joseph Gregor que bebía directamente en la antigüedad clásica, concretamente en Las Metamorfosis de Ovidio, para describirnos los mitológicos amores del dios Apolo con la ninfa Dafne, en plena fiesta de Dionisio.

Esta ópera nos devuelve al Strauss más arrebatado y lírico, de inabarcable melodía, y de exquisito (y difícil) tratamiento vocal, principalmente femenino como era norma de la casa; al tiempo que una nueva manifestación de inmenso orquestador, de sonido irisado y sensual, de paleta generosa, muy en la línea de Die Frau ohne Schatten.

La obra fue estrenada en 1938 en Dresde bajo la batuta de Karl Böhm, director al que fue dedicada la partitura.

Los personajes principales corresponden a una soprano, Dafne, y dos tenores, Leukippos y Apolo, secundados por bajo y contralto como padres de la ninfa.

Arcadia, época de la mitología griega: Apolo desciende a tierra desde su carro del Sol durante las fiestas dionisíacas, se enamora de Dafne, pastora que solo ama la naturaleza, y mata a su rival humano, Leukippos, amigo de la infancia de Dafne. Arrepentido ante el sufrimiento de la joven y consciente de su mala acción, el dios envía a Leukippos al Olimpo, y transforma a Dafne en el sagrado Laurel, símbolo del amor eterno.

Aunque la obra no tiene un solo desmayo, destaquemos tres momentos mágicos:

La aparición de Dafne, feliz, purísima: (vídeo PopoliDiTessalia)


La disputa de los enamorados, dios y hombre, y muerte de Leukippos: (vídeo shawDAMAN)


La mítica transformación de Dafne en laurel, y la posterior Mondlichtmusik (música de luz de luna), auténtica opalina orquestal con la que termina la obra: (vídeo Barbebleue.i)


Los tres cortes en la portentosa interpretación de Hilde Güden (Dafne), Fritz Wunderlich (Leukippos) y James King (Apolo)

5 comentarios:

GLÒRIA dijo...

no conozco esta ópera pero el aria, bellísima, es hermana de las "Cuatro últimas canciones" y, por supuesto desde las primeras notas inequívocamente straussiana. Estoy escuchando la "opalina" posterior a la voz...
Gracias una vez más Barbe por tu texto y tus exquisitas elecciones.

Josefina dijo...

La preciosa música de la "opalina" con la que termina la tragedia, está llena de voces y versos que le dan vida y enriquecen la obra.
Ahora entiendo mejor que tengas un castillo para guardar los tesoros que posées y que nos regalas tantas veces, con un texto brillante y una fina elección.
Yo también te doy las gracias y aquí va un pensamiento:
De haber sido Daphne, me hubiera gustado transforarme en un arce que en otoño se tiñe de un rojo ténue pero luminoso.
Un beso.

Anderea dijo...

Bellísimo final.

Gracias, Barbebleue.

Barbebleue dijo...

Inequívocamente bella, sí; como tus textos, Glòria.

Un arce japonés, Josefina? encaje de color.

Se te echaba de menos, Anderea...

Anónimo dijo...

Gracias, Barbebleue.