domingo, 26 de octubre de 2014

Orion


Ahora que la constelación de Scorpio va abandonando los cielos del 
hemisferio norte, se prepara la llegada de Orión, el Gran Cazador; tal vez la más bella de todas. Se acerca el invierno; hay que mirar al cielo.


Su origen mitológico contiene todos los ingredientes de un buen guión: amor, sexo, violencia, pasión, perdón, reconocimiento… Orión, el violador de Mérope, el gigante que todo lo cazaba,  sucumbe finalmente al ataque de un escorpión enviado por la despechada diosa Artemisa. Ambos finalmente subirán al cielo, pero evitando siempre su encuentro.


La belleza de la constelación no radica tan solo en su plástica silueta de gran atleta en actitud desafiante; también interviene la poderosa radiación lumínica de alguna de sus estrellas, como la rojiza Betelguese, la azulada Rigel, o la blanquecina Bellatrix. Y la maravillosa formación de tres puntos (Mintaka, Alnilam, Alnitak) que forman su Cinturón. Y el acompañamiento estelar cercano: la impresionante Sirius, la estrella más brillante; la amenazante presencia de la constelación de Tauro, o la ayuda de los dos Canis, Major y Minor, para la actividad cinegética. En su interior, además, borbotean Nebulosas inconcebibles, verdaderos viveros de millones de nuevas estrellas que pugnan por ser, algún día, también míticas.

Ante tal cúmulo de Belleza, muchos han sido los músicos que se han acercado a Orión en sus obras. Desde Francesco Cavalli y Johann Christian Bach, quienes compusieron óperas mitológicas sobre esta constelación, hasta Philip Glass.



También en nuestros días, la siempre excitante y atrayente  Kaija Saariaho compuso una obra tripartita con este mismo nombre, Orion (2002) para orquesta. Su especial estilo basado en una tímbrica muy personal y unas texturas cristalinas, evoca perfectamente la preciosa estampa estelar y todo el misterio y la fascinación que le acompaña.

II: Winter Sky

III. Hunter
(vídeos robertocovatta)

¡No dejen de mirar al cielo!

3 comentarios:

Mara dijo...

Vengo, como quien va al mercado, al bazar o a la mercería de la esquina a ver si encuentro música que case con un agujero negro que me he topado nada más entrar en APOD, y tú has elegido el firmamento, con todo su misterio, su leyenda, su sobrecogedora belleza y este Nautilus estelar que se adentra en la inmensidad del universo mientras disfruto de lo desconocido desde su impresionante salón de observación.

Discúlpame, Barbe, ya había olvidado cómo era tu castillo.

Vivir para... sentir

Gracias.

Mara dijo...

Me llevo la primera parte.

Barbebleue dijo...

Ven como quieras pero ven, Mara, que el universo es muy grande.