tal vez no hayas sido la mejor del mundo, ¡es imposible! pero a mí me has querido más allá de lo que exigen las leyes... a mi suegra (1927-2015) RIP Gracias. Seguro que te hubiese gustado: (vídeo Barbebleuei) Elisabeth Schwarzkopf Philarmonia Ochestra & Chorus Otto Klemperer
El quinto movimiento "Ihr Habt Nun Traurigkeit" de Ein deutsches Requiem, Un Requiem Alemán, de J. Brahms, habla de dos pilares de la fe cristiana: la Resurrección y el Consuelo. Musicalmente introduce a la soprano solista quien, con el Coro, aporta la Paz mayestática, aquella que reconocemos, y agradecemos, desde el gran Bach.
Según un proverbio finlandés “el verano comienza un mes después de que la
alondra llega”. Todo un símbolo de esperanza que se hace poema en la obra “A
una Alondra” de George Meredith (1828-1909):
Alondra, veo tu alegría y quiero
evocarte!
Tus alas te llevarán al
seno de la aurora.
Solamente puedo verte,
pero al descubrir tu canto
es como si el cielo me
hablase.
(…)
Así eran los días cuando era niño;
dulces, mientras yo vivía en ellos;
queridos, ahora que se han ido.
A pesar de todo,
al ver tu vuelo,
sigo creyendo que el cielo me habla.
Un
poema que sirvió de inspiración al prolífico compositor inglés Ralph Vaughan Wiliams
(1872-1958) para escribir “The Lark Ascending” (El vuelo de la Alondra) una lírica
romanza para violín y orquesta, donde un lírico sabor popular alcanza cotas de gran
misticismo:
(vídeo Basicallybenign)
Metidos
en nuestro propio y tórrido verano del sur, este humilde pájaro también ha
dejado hermosas y populares letras en la voz del siempre llorado Federico:
Pocos, muy pocos artistas, han pasado a la inmortalidad con su
nombre de pila; posiblemente solo los muy grandes: Miguel Ángel, el genial pintor, escultor y arquitecto renacentista; Rafael, el pintor de Urbino; tal vez Juan Sebastián, el kantor de Leipzig…
Michelangelo
Buonarroti (1475-1564) nos legó también, por si fuese poca su obra
plástica, más de trescientas composiciones poéticas, especialmente sonetos y
madrigales, donde, llevado por su necesidad estética, vuelca sus más íntimas
inquietudes sentimentales. La Poesía como vehículo de la gran Belleza.
Y la Música siempre a su lado: en los últimos años de su vida (1974-75) D. Shostakovich tomó una traducción al
ruso de once poemas de Miguel Ángel para componer un ciclo de canciones llamado
Suite sobre Versos de Miguel Ángel para bajo y piano (op. 145). Meses
después transcribiría la obra para bajo y orquesta con el número de opus 145a.
Este ciclo sinfónico, según reconoció a su hijo Maxim, sería
para él una última e innumerada Sinfonía, la Décimosexta. En ella rinde tributo a dos de sus más venerados
compositores: M. Mussorgsky, y su
maestría en el tratamiento de la voz de bajo, tan unida a la música rusa del
XIX. Y por otro a G. Mahler, especialmente
a su también no reconocida última Sinfonía, Das Lied von der Erde (La
Canción de la Tierra), obra sublime para Shostakovich: “si me dijeran que me queda sólo una hora de vida, me gustaría
escuchar el último movimiento de Das Lied von der Erde”
Los once poemas seleccionados guardan relación con la vida y
obra del compositor de San Petersburgo, y conforman un dramático ciclo que se
cierra en la Inmortalidad, que Shostakovich retrotrae a su propia infancia.
Escuchemos tres poemas de la Suite en la histórica versión
del gran bajo Y. Nesterenko
acompañado por la Orquesta Sinfónica de
la Radio de Moscú, dirigida por Maxim
Shostakovich:
Había decidido titular
esta crónica “Una Flauta sin Magia” pero he pensado que la
Música de WA Mozart jamás está desprovista de un cierto halo de
prodigio, por muy modesta que sea su interpretación. Por cierto, una
cualidad al alcance de muy pocos.
Cerrando la Temporada
Lírica de A Coruña 2014-2015 se retomó una coproducción del
Festival Mozart con el Liceu barcelonés, con dirección escénica de
Joan Font (Els Comediants) ya vista en esta capital, y que funciona
extraordinariamente bien en la simbólica ópera del compositor de
Salzburgo. Sencillo y elegante, funcional y acogedor, dicho montaje
añade además un cierto grado de esoterismo y fabulación muy
atractivo para el público, manteniéndose siempre en una visión muy
clásica del extraño cuento de Schikaneder.
El punto flojo, y no es
poco, ha estado en el aspecto vocal, muy justo y apurado en su
conjunto. Al aprobado, e incluso algo más, llegaron las principales
voces masculinas: el edulcorado Tamino de Pancho Corujo, y el
muy histriónico y sobreactuado Papageno de Borja Quiza (el
más aplaudido). Suspenso sin remedio para el Sarastro insuficiente
de David Sánchez, quien sin el empaque obligado de tan noble
personaje, desaparecía literalmente cuando trataba de bajar a las
profundidades de su rol. La Pamina de Mariola Cantarero
comenzó muy insegura, para acercarse al suficiente en el segundo acto, por delicada línea de canto y lirismo, aunque fuera de estilo en
todo momento, acercándose más a una reina donizettiana
que a una princesa del clasicismo vienés. La Reina de la Noche, una
estrella en toda Flauta, sustituída a última hora María José Moreno
por Helena Orcoyen pecó de lo que tantas Reinas: no es un
personaje para una ligera, sino que precisa una vocalidad, como
mínimo, de soprano spinto; su primer aria fue un
desastre, casi inaudible, y en su segunda, supo al menos dar todas
las notas con agilidad. El resto de coprimarios, Papagena,
Monostatos, Sacerdote, Hombres Armados, Niños, Coro, correctos, con
ganas pero sin magia.
El salvador de la
representación ha sido, en mi opinión, el enorme oficio y calidad
musical del director Josep Pons al frente de la siempre excelente
Sinfónica de Galicia, quien tras dibujar, desde la Obertura, un
Mozart cristalino, de diáfanas texturas, y encanto ingenuo, supo
echar más de un capote a los cantantes, adecuando los reguladores a
las deficiencias vocales y acomodando tanto la orquesta a sus
intérpretes que con Sarastro llegó casi a apagar los atriles para
que la voz del bajo pudiese escucharse al menos en primera fila.
Muchos cantantes todavía le estarán dando las gracias...
Una Flauta de oficio,
pues, para una Música que no se puede apagar ni con deficiencias, ni queriendo, ni soplando. Pero si solo se conforman con lo mejor:
(vídeo incontrario motu)
Esperamos mucho más de
la Temporada 2015-2016 que ya se ha presentado y que nos propone una
Salomé con L. Lindstrom, A. Dohmen y C. Merrit; un
Holandés wagneriano con G. Grimsley y E. Metlova; un
Trovatore con G. Kundy y A. Arteta; la Partenope
de Händel con P. Jaroussky; una Suor Angelica pucciniana
con E. Podles y B. Frittoli e incluso, deogratias, un Castillo
de Barbazul....